C.H.SPURGEON
PROMESAS Y PALABRAS DE ALIENTO PARA CADA DIA
DEL AÑO
Dios no ha empeñado su palabra para después no cumplirla, ni alienta una esperanza para dejarla fallida. He preparado este librito con el fin de ayudar a mis hermanos a creer en su fidelidad. La contemplación de estas promesas es un acicate que estimula la fe; cuanto más estudiemos y meditemos en las palabras de gracia, mayor y más abundante será la gracia que obtendremos de las palabras. A las afirmaciones alentadoras de la Sagrada Escritura he añadido mi testimonio personal, fruto de la prueba y de la experiencia. Creo firmemente en todas las promesas hechas por Dios; pero muchas de ellas las he experimentado por mí mismo, y reconozco que son verdaderas porque han tenido en mí perfecto cumplimiento. Estoy cierto de que esto servirá de aliento para los jóvenes y consolará a los más ancianos. La experiencia de uno puede ser de gran utilidad para los otros. Por eso, en otro tiempo escribió un siervo de Dios: «Busqué al Señor y me oyó». Y en otro lugar: «Este pobre clamó al Señor, y Él le oyó».
La lectura devocional es un hábito personal que todo cristiano debe cultivar a diario. La vida espiritual, como un árbol, no puede permanecer estática: o crece o muere.
Y para que crezca hay que cultivarla, alimentándola en primer lugar con la lectura del Libro de los libros: la Biblia.
Y junto a ella, la de otros libros cristianos que nos ayudan a fortalecer la fe, que nos inspiran en la oración, que nos capacitan en la manera de potenciar nuestra comunión con Dios, que nos consuelan en los momentos difíciles, que nos dan aliento para seguir en la lucha y que enseñan el camino en nuestro peregrinaje hacia el hogar celestial.
Con este propósito se han escrito los Grandes devocionales, que transmiten las experiencias espirituales de grandes hombres de Dios a lo largo de la historia.
La combinación de ambas lecturas es la mejor base para una vida cristiana saludable y fructífera.
Su lectura asidua ha sido el secreto espiritual que ha permitido a millones de creyentes salir victoriosos de la prueba y superar con éxito las circunstancias mas adversas.
Así, la colección Grandes devocionales se abre con una de las obras más clásicas en este género y más vendidas y apreciadas en todo el mundo: El libro de cheques del banco de la fe.
Su propio autor, C.H. Spurgeon nos dice al respecto: Las promesas de Dios pueden compararse a cheques pagaderos a la orden del portador.
Han sido otorgadas al creyente con el propósito de que las utilice y las haga suyas, no para que simplemente las lea en la Biblia y después prescinda de ellas como algo inalcanzable.
El cristiano ha de considerarlas como algo tan real como lo es un cheque para cualquier comerciante; tomarlas en sus manos, poner en ellas su firma y presentarlas al cobro en el Banco de los bancos, con la certidumbre de que el Gran Banquero la hará efectivo y le pagará lo prometido a su debido tiempo.
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